INTRODUCCIÓN

Cuando nos planteamos el trabajo sobre la oración de la mañana, nos surge la misma inquietud que a Jonás cuando Dios lo envía a Nínive, ¿para qué?, ¿realmente hace falta ir?, por qué no seguir haciendo las cosas como siempre; si cada uno está haciendo lo que puede, y además hay muchas cosas ya hechas.

 

Y al igual que Jonás intentamos ir a lo de siempre, no complicarnos, pero claro, nuestro Padre Bueno es muy insistente y da igual lo que tú quieras que al final te lleva a donde El quiere. Esto podría resumir el por qué de nuestro trabajo, no ha sido un planteamiento lineal y claro desde el principio sino que ha ido dando saltos, de Tarsis a Nínive, para afrontar el reto de un enfoque diferente, que es el que presentamos.

 

No hace falta justificar la oración, sería algo así como querer enmendar al mismo Jesús. Pero si quizás la necesidad y la importancia de la oración en la escuela, en nuestra escuela católica. Crear pequeños momentos de encuentro con Dios a través de su Palabra; descubrirnos evangelizadores.

 

 

EDUCADOR ALUMNO FAMILIA


“Uno tiene que estar convencido por experiencia propia de que no es lo mismo haber conocido a Jesús que no conocerlo, no es lo mismo caminar con El, que caminar a tientas, no es lo mismo poder escucharlo que ignorar su Palabra, (…) la vida con El se vuelve más plena y con El es más fácil encontrarle un sentido a todo.(…) Y una persona que no está convencida, entusiasmada, segura, enamorada, no convence a nadie”.